Con el caso de espionaje de la NSA de fondo, la Unión Europea y Estados Unidos han tratado el tema de las nuevas medidas a tomar en cuanto a la protección de datos de los ciudadanos.
El contexto no es muy propicio para este tipo de negociaciones ya que las relaciones transatlánticas se encuentran en un mal momento tras las informaciones reveladas en las últimas semanas. Recordamos que el caso de espionaje desvelado por Snowden afecta tanto a altas esferas ejecutivas (entre los líderes mundiales espiadas aparecen la canciller alemana Angela Merkel o el presidente mexicano Felipe Calderón, por mencionar solo a dos) como a los ciudadanos con el registro de metadatos de sus llamadas telefónicas.
Francia, España, Alemania, Noruega…ningún país de la UE se habría librado el control de la NSA de sus comunicaciones. Así que, el encuentro en Washington entre las autoridades europeas y los responsables de justicia y asuntos exteriores de Estados Unidos no se ha producido con el mejor clima posible.
De esta reunión ha salido la idea de implementar un plan de acuerdo para garantizar la privacidad de datos de los ciudadanos europeos. Un plan que comenzaría a desarrollarse a mediados de 2014. El problema es que, dadas todas las noticias conocidas en fechas recientes, este plan parece que llega demasiado tarde y que las medidas tomadas por los responsables de la UE en materia de protección de datos son insuficientes para que los ciudadanos recuperemos una sensación de seguridad y respeto a nuestra privacidad.