Una vez más, Facebook se encuentra en el centro de la polémica por cuestiones de privacidad de datos. En esta ocasión, se trata de su app de mensajería Messenger y de los abusivos permisos que exige su instalación y uso.
Tal ha sido el nivel de ruido que se ha generado con la conversión de esta aplicación en obligatoria (hasta ahora era opcional) para mantener conversaciones y envío de mensajes entre los usuarios de la red social que la compañía se ha visto obligada a salir al paso mediante la publicación de un comunicado oficial donde se centra en rechazar la acusaciones de violación a la privacidad de los usuarios.
Entre las políticas de privacidad y permisos que exige Messenger para su uso se incluyen el acceso en modo lectura al registro completo de llamadas (entrantes y salientes), envío de SMS, acceso al correo electrónico o grabar audio y tomar fotos sin necesidad de pedir permiso al usuario. Unos requerimientos que se consideran abusivos por muchos usuarios de Facebook que se ven obligados a instalar esta app para poder contar con la funcionalidad completa que aporta Facebook en dispositivos móviles.
El comunicado publicado por Facebook en su página oficial se centra precisamente en los últimos permisos comentados. Desde la compañía argumentan que si un usuario desea enviar una fotografía a un amigo o familiar, Messenger necesita acceso para activar la cámara y tomar la foto. También quieren dejar claro que ni la cámara ni el micrófono se encienden si el usuario no está usando la aplicación desmintiendo de esta manera las acusaciones más graves donde se llegaba a hablar de que Messenger era una aplicación mucho más invasiva de lo necesario.
De esta manera, Facebook Messenger solo haría uso de los permisos concedidos cuando el usuario requiriera su uso y no sin su conocimiento a pesar de contar con los permisos necesarios para utilizar la cámara o enviar SMS sin que el usuario se percate con ello con el claro perjucio que esto supone tanto a la privacidad como a la economía del usuario.
Messenger es un ejemplo más de un mal que parece endémico y es que las apps móviles exigen cada vez mayores requerimientos y permisos en sus políticas de uso que los usuarios aceptamos sin más. En muchas ocasiones, sin ni siquiera ser conscientes de lo intrusivos que pueden llegar a ser y la manera en que comprometen nuestra privacidad.