Google almacena y maneja cantidades ingentes de información acerca de los usuarios de sus servicios. Uno de estos servicios más populares y usados es el gestor de correo electrónico gratuito Gmail.
Por todos es sabido que Google realiza un rastreo de palabras clave de todos los emails que circulan en cuentas de Gmail con el objetivo de personalizar la publicidad de acuerdo a los intereses de los usuarios. Muchos usuarios sospechan que estos rastreos tienen otros fines más allá
de lo puramente comercial aunque durante estos días hemos conocido un buen uso de esta vigilancia.
El gigante de Mountain View denunció a un usuario de su servicio de correo electrónico al detectarse contenido inapropiado en sus correos. En concreto, el algoritmo de rastreo de la compañía identificó fotografías relacionadas con pornografía infantil haciendo que saltaran las alarmas internas de la compañía. Google contactó con la policía que procedió a la detención de este usuario en la ciudad de Houston (Texas, USA). Desde 2008, la conocida compañía cuenta con un sistema en el que las imágenes reciben una especie de firma digital de manera que permite detectar de una forma automática aquellas susceptibles de contener delitos como el de pornografía infantil. Un protocolo que, según los portavoces de la compañía, solo se utiliza para la detección de delitos de este tipo.
Por supuesto, la actuación de Google en este caso ha sido impecable. La compañía destina cierta cantidad de recursos en la lucha contra la pornografía infantil pero a pesar de ello, esta denuncia ha servido de excusa para reabrir la polémica sobre el acceso que desde empresas como este gigante de Internet y otras similares hacen de los correos electrónicos de sus suscriptores. En los últimos meses se han publicado día sí, día también muchos datos acerca de distintos casos de espionaje en la Red (siendo el de la Agencia Nacional de Seguridad nortemaericana -NSA- el que más ha dado que hablar dada su envergadura) y la privacidad online está más cuestionada que nunca.
Los usuarios viven una mayor sensación de inseguridad y la preocupación acerca de sus datos personales que puedan circular en Internet existiendo el temor de que el acceso que compañías como Google pueden hacer de ellos sobrepase los fines comerciales (o la detección y denuncia de delitos tan graves como el de pedofilia).