La política de privacidad de Skype, aplicación de mensajería y de VoIP, está en el punto de mira de los usuarios desde que fue adquirida por Microsoft. La compra de los de Redmon podría haber modificado las políticas de Skype de no permitir que la policía tuviera acceso a las conversaciones tanto de voz como a través de su chat.
Hasta ahora, el nivel de seguridad de esta aplicación era muy alto. Baste como ejemplo que la policía alemana tuvo que contratar a una empresa informática para intentar «espiar» mensajes de chat de unos sospechos al no conseguir acceso. Ahora, un cambio en la arquitectura de la aplicación deja en entredicho dicha seguridad.
Las sospechas tienen su origen en el traslado que Microsoft hizo de los servidores de la aplicación tras un bloqueo en la red de Skype compuesta por supernodos. Se cree que estos nuevos servidores dedicados Linux facilitarían la monitorización de las conversaciones. Esto se une a que, nada más adquirir Skype, la gente de Steve Ballmer se hizo con una patente de un sistema que permite interceptar comunicaciones de VoIP.
Desde Skype se defienden y argumentan que su política de privacidad es la misma de siempre y que ésta no es otra que la de «cumplir con los requerimientos judiciales» siempre que técnicamente sea posible. Además, dicen que desde los supernodos no es posible pinchar conversaciones VoIP.
Actualmente, y según datos de Skype, la aplicación cuenta con 254 millones de usuarios al mes y picos de 40 millones de usuarios conectados de manera simultánea. Con tal cantidad de usuarios es normal que una polémica sobre cambios en sus políticas se convierta en un tema muy serio.